La comida cambia todo

"Cuando la alimentación es mala, la medicina no funciona; 
cuando la alimentación es buena, la medicina no es necesaria" 
Proverbio Ayurveda

 Antes de que el tema de la alimentación toque mi vida y de profundizar mi conocimiento al respecto, había escuchado la frase “somos lo que comemos”. Aunque la entendía, no me había dado cuenta de lo que realmente implica esta gran verdad… Para poder entenderla en toda su magnitud, primero me tocó entender algunos puntos clave:

Comer no es lo mismo que nutrirse: Comer o alimentarse es el acto voluntario de ingerir alimentos para satisfacer el hambre. Nutrirse, por otro lado, es un proceso fisiológico que el cuerpo realiza para obtener los nutrientes necesarios para su funcionamiento. El cuerpo ejecuta este proceso, de manera automática, sin que estemos conscientes de ello, a partir de los alimentos que le proveemos. Por lo tanto, el solo hecho de comer no garantiza que estemos nutridos. Al comerte una porción de pastel, te estás alimentando, pero de seguro, no te estás nutriendo. http://www.who.int/nutrition/about_us/es/




No todo es cuestión de sabor: ¿Te has dado cuenta que, desde hace mucho tiempo, el acto de comer está orientado a alcanzar nuestros estándares en cuestión de sabor? Somos muy poco conscientes - por lo menos así era yo- del impacto que tiene lo que comemos sobre nuestro cuerpo. Pero, la verdad es que, poco después de que el sabor ha desaparecido de nuestras papilas gustativas, comienza el proceso que más nos debería ocupar.


La comida, tras la masticación (a la que tampoco le daba importancia, pero resulta ser crítica), pasa al estómago, donde los jugos gástricos se encargan de la digestión química. Luego al intestino delgado, que es el principal lugar de absorción de nutrientes. En este punto, también entran en acción el hígado, la vesícula y el páncreas, que se encargan de secretar bilis y enzimas digestivas. En este punto, los nutrientes obtenidos del proceso, pasan a nuestra sangre. Estos nutrientes son utilizados por el cuerpo para formar nuevas células, reparar, renovar, alimentar y darle energía a todo el organismo.

¡No quiero decir con esto que deberíamos sacrificar el sabor! Hay muchas maneras creativas de reinventar tu comida para que sea nutritiva y deliciosa.



De la calidad de nuestros alimentos depende nuestra salud: ¿Has escuchado alguna vez que el alimento es al ser humano lo que la gasolina es al automóvil? Esta analogía es parcialmente cierta. Es verdad que los alimentos nos proporcionan la energía que necesitamos para funcionar (glucosa), pero, a diferencia de la gasolina y el vehículo, la comida ingerida, literalmente, se “vuelve nosotros”. Los alimentos que ingerimos se convierten en la materia prima del cuerpo para “fabricar” huesos, músculos, tejidos e incluso enzimas para los procesos químicos.  La alimentación afecta directamente tu cuerpo, tu estado de ánimo, tu piel, tu cabello, tu comportamiento, ¡TODO!

No es cuestión de calorías: Hasta hace no mucho, yo también creía que la buena alimentación se reducía al conteo de calorías. Y es lo que todos hemos escuchado hasta ahora ¿no?

Si consumo la cantidad de calorías -no importa de qué- requeridas para mi nivel de actividad física, entonces todo estará bien. Obviamente, no es así. No es lo mismo 1800 calorías de galletas y soda que 1800 calorías de verduras frescas, fruta, leguminosas, frutos secos, granos y semillas. El foco debe estar mucho más orientado a la calidad de nutrientes que tu cuerpo necesita que en la cantidad de calorías que contiene cada alimento. 



Todo lo que entra, tiene que salir: Aunque no es un tema muy glamoroso, la verdad es que es crítico. La materia que no ha sido absorbida por el intestino delgado, pasa al intestino grueso, donde nuestro maravilloso ejército de bacterias se encarga de descomponer y facilitar la absorción de los contenidos residuales. Todo lo que no se ha absorbido, termina como material de desecho y debería ser eliminado.

Cuando nuestra alimentación es adecuada, estamos bien hidratados, hacemos ejercicio regular y nuestras emociones están equilibradas, nuestra microbiota se encarga de absorber todo el alimento. Si no es el caso, las toxinas producidas por una alimentación pobre en fibra y nutrientes, favorecen estados de putrefacción que descomponen el alimento y llenan el organismo de gases. Los efectos producen mal estar general en nuestro cuerpo, ya que el organismo reabsorbe los desechos de las bacterias putrefactivas. La materia en el colon se endurece y se produce el estreñimiento, con todos los efectos nocivos que éste acarrea.

Debo admitir que, personalmente y por mucho tiempo, sufrí las consecuencias de una dieta desequilibrada, que se manifestaba principalmente en la falta de regularidad en el proceso de eliminación. Pero, al modificar mis hábitos logré revertir esta condición y mi cuerpo está muy agradecido.

El proceso de digestión es casi un milagro complejo y rutinario, que nuestro cuerpo ejecuta sin la participación de nuestra conciencia. Le hemos perdido el respeto y pensamos poco acerca del tema, pese a que, ingerimos alimentos entre 3 y 6 veces al día.

Claro que no sólo lo que está en tu plato nutre tu cuerpo. Te nutren - o te dejan de nutrir - las relaciones de tu vida, tu carrera o a lo que te dedicas, tu actividad física y, por supuesto, tu vida espiritual, tu conexión con Dios, el Universo o como sea que le llames. Pero, este será material para otro post…



La salud es un producto de nuestras decisiones diarias, una dieta equilibrada, descanso adecuado, ejercicio y manejo del estrés. Si quieres adoptar hábitos de vida que potencien tu salud y bienestar yo te puedo ayudar! No dudes en contactarme…




Alejandra Navarro Rossetti
Socia Active Balance Life
Cel. (591) + 772 85073

Instagram: @activebalancelife


Fuentes consultadas:
Junger, Alejandro “CLEAN”
Mullin, Gerard “La biblia de la salud intestinal”
http://www.who.int/nutrition/about_us/es/

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