Reto CERO azúcar




«La comida tiene el poder de sanarnos.


Es el arma más potente que tenemos para


ayudarnos a prevenir y aliviar varias de


nuestras dolencias crónicas»


Mark Hyman
  
Hace unos meses, un grupo de colegas health coaches y yo decidimos arrancar un reto de 8 semanas sin azúcar. Para esto, nos basamos en el libro “I quit sugar” de Sarah Wilson. En esas 8 semanas, fuimos paulatinamente eliminando nuestra ingesta de hidratos de carbono refinados como el azúcar de mesa, las harinas blancas, el arroz blanco, el pan blanco, los pasteles, las tortas, las galletas. También eliminamos la ingesta de endulzantes naturales (miel, azúcar de coco, miel de agave y de maple, etc.), edulcorantes e incluso fruta con alto contenido de fructosa… ¡todo un reto!

Es ya bien conocido que el consumo de altas dosis de azúcar causa daños a la salud, más de los que quisiéramos en realidad. El azúcar está relacionada no sólo con la obesidad y la diabetes tipo II; también tiene incidencia en enfermedades del corazón, ciertos tipos de cáncer, acné, arrugas y otros signos de envejecimiento prematuro.

Como con cualquier exageración, el problema con el azúcar es la cantidad insensata que consumimos (o consume el ciudadano promedio) al día. La American Heart Association y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan limitar el consumo de azúcar por día a 38 gramos (nueve cucharaditas) para los hombres y 25 gramos (seis cucharaditas) para mujeres. Los límites para los niños varían de tres a seis cucharaditas (12 a 25 gramos) por día, dependiendo de la edad.

Si eres de esas personas que, como yo pensaba antes, piensas que las cucharaditas esas se refieren a las que le pones a tu café, pues estás equivocad@... Prácticamente TODOS los productos procesados que consumimos tienen azúcar añadido (desde el pan hasta cualquier aderezo para ensalada,… ¡es ENFERMO, pero ese es tema para otro post!). La persona promedio consume alrededor de 20 cucharaditas de azúcar al día, que es más de tres veces la cantidad máxima recomendada.

¿Cuál es el problema con el azúcar?

De acuerdo a la investigación de Sarah Wilson, el problema con el azúcar está, en realidad, más relacionado con la FRUCTOSA. El azúcar de mesa es 50% glucosa y 50% fructosa. Las calorías de la fructosa y glucosa son las mismas, ese es el menor de los inconvenientes, el problema está en cómo se metabolizan.

La fructosa se metaboliza principalmente en el hígado, a diferencia de la glucosa que, técnicamente, es utilizada por la mayor parte de las células de nuestro cuerpo directamente como energía.

La fructosa no es utilizada como energía. El hígado procesa la mayor parte de la misma y la almacena como grasa o la libera a nuestro torrente sanguíneo como triglicéridos. Mientras mayor es la cantidad de fructosa que consumimos, mayor cantidad de grasa tendemos a almacenar.

Por otra parte, en este proceso, nuestro cuerpo produce un exceso de insulina (1), que ocasiona resistencia a la misma. La resistencia a la insulina progresa hasta que se convierte en síndrome metabólico y diabetes tipo II.

Al intentar metabolizar la fructosa, se generan una gran cantidad de toxinas, entre ellas el ácido úrico, lo que nos puede generar problemas de hipertensión y hasta fallas renales.

Otro problema de la fructosa es que al metabolizarla, no se genera la sensación de saciedad, a diferencia de lo que ocurre con todos los otros tipos de alimentos. Nuestro cuerpo no tiene un botón de “alto” cuando se trata de fructosa. Si te pones a pensar, puedes beber un café con 35 cucharillas de azúcar y aun así, no sentirte satisfecho.  Esto no pasa con otro tipo de alimento… El azúcar simplemente se diluye sin generarse la tan necesaria sensación de saciedad. Esto se debe a que la fructosa interfiere con la generación de leptina, que, junto con la insulina, son las que se encargan de decirle al cerebro ¡“has comido suficiente”! Como resultado, tendemos a comer en exceso.

Con toda esta confusión, nuestro cuerpo (sobre alimentado), recibe la señal de que necesita energía, por lo que tiene que obtenerla (comiendo) y conservarla (evitando la actividad física)… terrible combinación.

¿Por qué hacer este reto?

Sarah Wilson es una periodista australiana que se enfrentó a una enfermedad autoinmune llamada Tiroiditis crónica (Enfermedad de Hashimoto) (2). Su búsqueda por mejorar y controlar su enfermedad la llevó a desarrollar este programa que, de acuerdo a lo que ella misma comenta, ha cambiado su vida.

En mi caso simplemente porque soy curiosa, porque ya hace tiempo tenía la idea de que mi consumo de azúcar me generaba varios síntomas incomodos y porque me gusta ser mi propio laboratorio… y ¡lo logré!

¿Qué sentí durante el proceso?

Las primeras semanas fueron muy pesadas para mí… tener que dejar de comer fruta me parecía absolutamente innecesario; pero, la idea era “recalibrar mis papilas gustativas”. La verdad, tener que buscar opciones diferentes para mi día a día se me hizo retador (¡en el buen sentido!). ¡Mi grupo de apoyo fue fundamental en este proceso! También sentí un brote de acné (raro en mí ¡gracias a Dios!) y muuucho sueño.

Más o menos a la tercera semana comencé a sentir cambios positivos:

·        Incremento notable en mi nivel de energía. Levantarme llena de energía y seguir así por todo el día no era algo común en mi caso. En mi vida cotidiana, algo dulce después del almuerzo era algo indispensable para seguir de pie hasta la noche. Luego de unas tres semanas en el reto noté que esto ya no era necesario y que podía continuar mi día sin ningún tipo de “estimulante” externo.

·      Mis antojos por dulce comenzaron a disminuir notablemente. Muy relacionado con el punto anterior… poco a poco la necesidad del dulce después de almuerzo fue disminuyendo.

·       Sentí que era capaz de dormir bastante mejor y despertar con mucha más energía.

·       Se atenuaron mis ojeras. Ya estaba acostumbrada a las, no tan queridas, ojeras negras debajo de mis ojos. No sé exactamente porqué (si es porque duermo mejor o si es porque mi piel se siente mejor) pero lo cierto es que están bastante más claras y eso es lo que cuenta.

·       Desaparecieron los dolores articulares que tenía en las manos. Mi madre desde muy joven padeció de artrosis en sus manos. Yo siempre había tenido la idea de que era algo que me podía suceder a mi también ya que todas las mañanas despertaba con las manos entumecidas y con algo de dolor. Desde este reto no me ha vuelto a suceder.
·   Disminuyó mi apetito. Lo que en realidad pasó es que aprendí a diferenciar el tener hambre del tener “antojo” de dulce. Además, se me hizo posible reconocer cuándo me siento satisfecha (ya que la dieta con exceso de fructosa juega en contra de nuestro mecanismo natural de sensación de saciedad).

·       Bajé de peso. No era parte del objetivo pero fue bienvenido!

·       Noté una reducción de mi cintura y mi abdomen está más plano ¡yeeee!

·       Mi paladar se recalibró. Objetivo logrado!

Mis conclusiones

Si sufres de alguna enfermedad autoinmune, este es un reto que definitivamente deberías experimentar. Aunque, reducir la cantidad de azúcar en la dieta es algo que recomendaría a todos. El resultado es muy evidente y beneficioso para el estado de salud en general.

La sensación de poder controlar esos antojos de azúcar es espectacular. Estamos programados para que nos gusten los alimentos dulces; pero, con tanto endulzante en nuestra comida, nuestras papilas gustativas se han “atrofiado” y ya nada nos sabe lo “suficientemente dulce” y sabroso. Al haber recalibrado mi paladar y reintroducir la fruta a mi dieta, sentí una nueva sensación de ¡explosión de sabor!

La fruta entera es fuente de fructosa; PERO, contiene además fibra, agua, minerales y vitaminas en perfecto equilibrio que la hacen una opción súper deseable, en las cantidades recomendadas (1 a 2 piezas por día). Realmente nuestro cuerpo sólo necesita el azúcar de la comida real (que contiene algo de azúcar y mucha fibra, a diferencia de la comida procesada que contiene nada de fibra y mucha azúcar).

¿Te animarías a hacer un reto como este? Me encantaría conocer tu opinión!




Alejandra Navarro Rossetti
Socia Active Balance Life
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(1) Insulina: hormona que tiene un papel crucial en el proceso metabólico y es producida por el páncreas. Esta hormona es imprescindible para la utilización de la energía de los alimentos que entran a nuestro organismo, ya que permite que la glucosa ingrese a las células del cuerpo.


(2) Tiroiditis crónica (Enfermedad de Hashimoto): Afección causada por una reacción del sistema inmunitario contra la glándula tiroides. A menudo trae como consecuencia una disminución de la función tiroidea (hipotiroidismo).

Páginas consultadas:
       I Quit Sugar with Sarah Wilson, the complete 8-week program (E-book)
       https://iquitsugar.com
       http://www.mercola.com

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