Transición: El
Cambio como Proceso Personal
¿Cómo percibes el cambio?, ¿Qué sentimientos te despiertan
las situaciones de cambio?, ¿Cómo reaccionan tu mente y tu cuerpo cuando el
cambio se aproxima?, ¿Tiendes a “entusiasmarte”, te “pones en guardia”, te
asustas a muerte” o te “paralizas”?
No hay una respuesta única para todas estas preguntas. El
impacto y la percepción del cambio son tan variables como las personas mismas.
El cambio no transcurre de igual manera para todos, algunos de nosotros percibimos
el cambio como una amenaza, mientras que otros lo percibimos como una
oportunidad, y existen una infinidad de respuestas entre estos dos extremos.
Pero, ¿Qué es lo que el cambio significa para alguien en
particular? Cada persona percibe y siente el cambio de una manera única, fruto
de su temperamento (cuán hiper o hipo reactivo es su sistema nervioso) y fruto
de su “propia historia” de cambios; atribuyéndole significados diferentes. El
cómo se vive un cambio es también una función del contexto (cuán profundo es el
cambio, cuanto me afectará y cuánta necesidad de adaptación me exige) y de las creencias
que tengo al respecto, ya sea sobre el cambio en general o sobre “este” cambio
en particular.
En cualquier proceso de cambio, ya sea organizacional o
personal, el foco principal de atención es siempre la persona, sus emociones y
como es capaz de gestionarlas. Por eso no es posible implementar cambios, ya
sea en una organización o de forma individual, sin afectar las emociones, ya
que no existe un modo “impersonal de cambiar”.
Si el cambio no se gestiona exitosamente en el nivel emocional,
todo lo demás resultará en fracaso. La persona, y su gestión de emociones, son
el foco y la meta del cambio. No se puede gestionar exitosamente el cambio sin
una efectiva gestión de las necesidades, percepciones, expectativas y temores
de los involucrados.
Cambio y Transición en la Vida Personal
El cambio personal tiene dos dimensiones: Una asociada a las
circunstancias, condiciones y ambiente que cambia, el contexto, y la otra asociada
al cambio personal, que es el componente intrapersonal, la respuesta psicológica
y que tiene que ver con el proceso de adaptación interno a la nueva realidad.
Si bien se usan como sinónimos, se entiende que cambio y
transición son dos conceptos distintos:
Cambio
|
Transición
|
Es situacional: ámbito físico, material
|
Es personal: intrapersonal, íntimo
|
Es externo
|
Es interna (íntima) e intangible
|
Más rápido
|
Más lento
|
Acontecimiento estructural y contextual
|
Respuesta psicológica, manejo emocional
|
* William Bridges - Managing Transitions
Según el asesor empresarial Willian Bridges, así como se
requiere manejar el cambio, también se requiere manejar la transición.
Cambio: El cambio es un evento contextual externo y relativamente
rápido; un evento que se puede percibir e inclusive cuantificar. El cambio se
muestra en resultados concretos, como un cambio externo que exige o demanda
atención, tiempo y energía de tu parte.
Transición: Según Bridges, la transición es el proceso psicológico
individual interno por el que pasan las personas para aceptar la situación
nueva. Este es un proceso muy personal. Al respecto, comenta Bridges: ”La
transición se requiere para vivir, asimilar y manejar los cambios”. La
transición, según la consultora empresarial Ela García, “Es progresiva, puede
ser inconsciente, y casi nunca se produce en forma lineal, ni siempre se siente
o percibe como un avance”.
Cambio Profundo: Cambio de Mapas Mentales y Paradigmas
El cambio profundo y real comienza con la revisión de mis mapas
mentales y paradigmas; es decir, mi forma de percibir, interpretar y estructurar,
mentalmente, la “realidad”. Los paradigmas y mapas forman parte de la mentalidad
de cada persona, y se expresan en forma de creencias, valores, actitudes y
comportamientos deseados y aceptados, como normas y reglas básicas personales y
culturales.
Los mapas mentales, a nivel individual, y los paradigmas, a
nivel organizacional, tienen la ventaja de ser “repuestas probadas y aceptadas”
para diferentes situaciones y demandas del medio, respuestas que en el pasado
funcionaron y me permitieron sobrevivir y crecer, ya sea como persona o como
empresa.
Sin embargo, hay un punto en que los grandes cambios, o la
acumulación de pequeños cambios, en el medio hacen que mis “respuestas probadas”
se desfasen, y dejen de ser funcionales ante este nuevo contexto.
Es en ese punto que los mapas mentales y paradigmas no
necesariamente tienen que ver con lo que la empresa o persona es y necesita
para sobrevivir y seguir creciendo. Por eso, en procesos de cambio es necesaria
la “transición”; es decir, es necesaria la reconsideración de mis mapas mentales
y paradigmas, tanto en el ámbito personal como organizacional, a fin de
promover y crear la congruencia y el alineamiento que se requiere entre las demandas
del medio y mi capacidad de respuesta y recursos internos.
Los cambios necesarios no serán posibles si no se logra un transición
en la forma como las personas perciben e interpretan la realidad, si no se opera
un cambio de paradigmas y mapas metales, como base para el cambio requerido.
Es en este sentido que debemos decir que el cambio profundo
no es un simple cambio cosmético o de imagen. Se requiere repensar la esencia,
lo cual implica una revisión y aceptación de nuevos mapas mentales y paradigmas
que me sean funcionales.
Sin embargo, ¿Cuán dispuestos estamos a “fluir” con el ritmo
de los cambios que se vienen?, ¿Cuán abiertos estamos a “transformarnos” junto
con los cambios en la pareja, los hijos, el trabajo, la sociedad y la empresa?
Lo cierto es que mis mapas mentales o los paradigmas
reinantes suelen resistirse a ser cambiados, porque mantener los paradigmas
viejos tiene sus propias ganancias:
- Tenemos el poder para resolver problemas, dentro de los límites de ese paradigma.
- Nuestro poder actual es el resultado del dominio del paradigma vigente.
- Mantener el paradigma actual nos da seguridad y estatus.
Junto con la necesidad y el deseo de cambio surgen también
las resistencias al cambio. Estas resistencias están relacionadas con:
inseguridad, experiencias negativas del pasado, temor a lo nuevo, falta de
comprensión, demasiado trabajo (falta de tiempo), percepción de una amenaza,
sentimientos de pérdida que despierta el cambio, ansiedad ante la
incertidumbre, etc.
Cualquier cambio precisará un proceso de transición adjunto,
un proceso donde se desarrolle una conciencia clara del cambio, se entiendan
cuáles son las nuevas exigencias del medio, que es preciso cambiar y que NO nos
podemos permitir cambiar (esencia), así como cuál será nuestra estrategia para
abordar esta transición de forma efectiva y lo menos dolorosa y agotadora
posible. Un cambio personal implica un cambio en hábitos y comportamientos, que
es la parte más difícil de cambiar.
¿Han surgido cambios importantes en tu vida en este último
tiempo? ¿Estás en un proceso de adaptación o transición? ¿Requieres hacer
cambios importantes en tu vida y no sabes por donde ni cómo empezar?
Te puedo ayudar…
Juan José Jáuregui
Coach de Transformación y Crecimiento
Socio Active Balance Life
Cel. (591) + 778 59030
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